Cosa curiosa el amor

Cosa curiosa el amor

Las horas pasan una tras otra, adormeciendo nuestras  vidas mientras poco a poco nos enfocamos en nuestros  problemas cotidianos.

Las tareas se vuelven repetitivas y esos pequeños  inconvenientes terminan por hartarnos, haciendo  difícil que podamos disfrutar de las cosas  cotidianas y los pequeños detalles que forman el  mosaico de nuestras vidas.

Los días se hacen grises, con la tristeza propia de  un otoño sin color.

Los atravesamos uno tras otro  mientras nos llena un vacío silencioso y el reloj  hace pausas que parecen infinitas.

Los silencios llenan nuestros espacios mientras el cielo está cubierto de nubes incoloras.

La tristeza es un misterio para mí.

Para ella tengo infinidad de preguntas, pero sólo me sé algunas respuestas.

Con la tristeza, sientes cómo el letargo se apodera de ti, enredándote en esa telaraña que te envuelve a ritmo lento.

Pero de pronto alguien aparece en tu vida y el cúmulo de preguntas que tenías desaparece por completo.

Los sentimientos florecen y cuentas los minutos que te impiden verle.

Tu corazón vuelve a latir, los colores llenan tu mirada y el aire se hace respirable.

Sientes una brisa que llega refrescando tu piel con la humedad fría de un nuevo amanecer.

No tienes explicación para ello, pero sientes que la vida ya no es insensata y ves cómo la luz vuelve a brillar.

La sonrisa fácil se dibuja en tu rostro mientras comprendes que alguien se ha vuelto parte de tu vida.

Has encontrado esa mitad que marca el ritmo de tu respirar y los latidos de tu corazón.

Ahora tus pasos tiene un ritmo y esa cadencia forma parte de tu alma.

Es que se ha vuelto una parte imprescindible de ti, porque ahora tienes un hombro en el que descansar.

Estás listo para sentir esos cabellos acariciar tu rostro.

Para escuchar el murmullo de sus labios.

Para que tu piel se funda con la suya.

Para que tus sentimientos sean reflotados del olvido.

Cosa curiosa es el amor.

Ese que nos lleva al renacer diario de nuestra vida.